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sábado, 8 de abril de 2017

Elegua Diminuto Gigante

Elegua Diminuto Gigante


Elegua (o también conocido como Ligua, Liwaa, Legua) es el dueño de los caminos y el destino, es el que abre o cierra el camino a la felicidad; es muy travieso y su nombre significa "el mensajero príncipe".

El Orisha

Elegua es el portero de todos los caminos, del monte y la sabana, es el primero de los cuatro guerreros junto a Ogun, Osoosi, Ozun y Orunmila. Tiene 121 caminos y sus colores son el rojo y el negro.

Es válido aclarar que Elegua es conocido como "el de los 201 y los 401" pues se mueve entre los ángeles que están a la derecha (los 401) y los que están a la izquierda (los 201). Tiene el poder sobre ambos lados, controla los reinos del mal y del bien, él crea el balance entre las dos fuerzas, a la vez que tiene dominio sobre ellas.

Muy notable es la coincidencia con los distintos panteones de la cultura global, en los cuales se observa frecuentemente la existencia de una deidad que siempre recibe las ofrendas primero que el resto de las deidades.

Eleggua es una deidad muy dada a hacer trampas, y a la vez es quien comanda los ejércitos. Puede decirse que el favorito del Dios superior de su panteón.

Familia


En uno de sus caminos fue hijo de Okuboro y Añagui, reyes de la región de Egbá y en otro, de Obatalá y Yembo, hermano de Dada, Ogun, Ochosi y Osun y hermano ejemplar de chango y Orunmila (ilde orula).

Ofrendas y bailes

A Elegua se le ofrenda pescado y jutía ahumada, maíz tostado, coco, manteca de corojo, aguardiente, tabaco, dulces y caramelos de todo tipo. Sus elekes son de cuentas rojas y negras alternadas. Se le inmolan chivos mamones, gallos, pollos, jutías -En las ocasiones que lo ameriten- otros animales que conllevan ceremoniales más complejos.

Patakki de Elegua

Furibundo con sus descendientes al saber que Oggún había querido tener relaciones sexuales con su propia madre, Obatalá ordenó ejecutar a todos los varones. Cuando nació Shangó, Eleggua (su hermano) se lo llevó escondido a su hermana mayor, Dadá, para que lo criara.

Al poco tiempo nació Orula, el otro hermano, Eleggua, también temeroso de la ira de Obatalá, lo enterró al pie de la ceiba y le llevaba comida todos los días. El tiempo transcurrió y un buen día Obatalá cayó enfermo. Eleggua buscó rápido a Shangó para que lo curara. Luego de que el gran médico Shangó curó a su padre, Elegguá aprovechó la ocasión para implorar de Obatalá el perdón de Orula.

Obatalá accedió y concedió el perdón. Shangó lleno de gozo cortó la ceiba y de ella labró un hermoso tablero y junto con él le dio a su hermano Orunmila el don de la adivinación. Desde entonces Orunmila dice: “Maferefum (bendición) Eleggua, maferefum Shangó, Elegbara"